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domingo, 9 de diciembre de 2012

"resistir"


¿A qué sabe el dolor?
Muerdo mi carne herida
y vuelvo a la niñez.
Al primer beso,
a la primera caricia,
que abren la senda

del placer.
Piel contra piel,
desnudez sobre desnudez.
Fluidos desconocidos

que embriagan,
seducen y trastornan.

Mastico la rabia
y desafío 
desde
mis cenizas 
a la frustración.
Abro puertas bajo mi piel,
para vomitar el veneno
que han inoculado

tus besos.

Hoy, al fin, me he curado

de ti,
he combatido la fiebre

de mis noches
y el tormento de mis días
resistiendo,
porque la enfermedad eras tú.

Me abrazo

a la soledad
de mi presente,
triste, pero fuerte,
herida, y 

orgullosa.
Soy reina

de un fértil reinado.
Tú,

vasallo de tu cobardía.

Huérfanos tus días
caminarán,

pisando siempre
la hojarasca de placeres

indómitos, únicos.
Añicos son hoy.
Recuerdos que

abrasarán
tu alma como penitencia,
por toda la eternidad.

Se abrirán llagas

bajo tus pies,
lágrimas de nostalgia

regarán la tierra,
y no brotará nada,
porque destrucción
es el manto bajo

el que te envuelves,
cabalgas sin rumbo

a lomos de la necedad
maquillada de arrogancia.
Feroz corcel, débil jinete.

El minúsculo caracol

deja un rastro de baba,
tus huellas son efímeras,
pobres y huecas,
las borrará el viento del olvido


Estás condenado a no olvidar
el sabor, el olor y el cómo.
Tu indiferencia de hoy
es abono de los lamentos

de tu mañana.





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