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martes, 22 de octubre de 2013

#amaría a maría

#ausencia
foto: © Cártobas NicOh

Caído del cielo, nunca mejor dicho, porque desde Madrid a Galicia viajaste en avión con tan solo tres meses de vida. La espera fue larga y ansiosa en aquella lúgubre terminal de carga del aeropuerto. Apareciste, y nuestras miradas se cruzaron a través de aquellas pequeñas rejas de la puerta de tu transportín. Verte y enamorarme, fue todo uno. Eras diminuto, timorato y llorón, los primeros días que compartimos nuestras vidas. Creciste, y nos regalaste momentos maravillosos, dibujaste siempre sonrisas en nuestros rostros. Fuiste mágico y curativo, creo que nunca fuimos tan familia como contigo. Mi viejo te adoraba, te regalaba los mimos y cariños que nosotros nunca disfrutamos, extrajiste el amor que dentro de su ser se ocultaba. Sedujiste a mi hermana, ella que le tenía pavor a los seres como tú. Fuiste un hijo más para mi madre. Y a mí, me enseñaste a ser mejor persona. Tres años y medio, tan solo, estuviste entre nosotros. Han transcurrido ya catorce desde tu muerte, y sigues ahí, vivo en nuestro recuerdo. Tu cabeza estaba empapada en color mimbre, y un hermoso plata azulado reflejaba el pelo de tu cuerpo. Un ser extraordinario que cambió nuestras vidas, sin pretenderlo, y nos unió en los peores momentos: su triste y dolorosa muerte. Fuiste efímero, empero sempiterno en la memoria.

A Lucky, mi pequeño yorkshire. Los afortunados fuimos nosotros, inundaste de amor y felicidad nuestras vidas. 

Cártobas NicOh




sábado, 29 de diciembre de 2012

"fracasa mejor" ~ samuel beckett ~


"Lo has intentado. Has fracasado. No importa. Inténtalo de nuevo.
Fracasa otra vez. Fracasa mejor."

"Al ser humano se le ha hecho lo imposible para que elija.
Para que tome partido, para que acepte a priori,
para que rechace a priori, para que deje de mirar, para que deje de existir,
delante de una cosa que simplemente habría podido amar, o encontrar fea,
sin saber por qué."

Samuel Beckett


Cuando le dieron el premio Nobel en 1969 Sam Beckett se bloqueó en su departamento de Montparnasse y desconectó el teléfono... Probablemente sintió que debía ignorar esa distinción que no traía a su vida más que confusión mundana y el compromiso de jugar un rol social ajeno totalmente a su visión del mundo y del rol que debía jugar un escritor... Sam -cuenta Cioran- "nunca habla mal de nadie, ignora la función higiénica de la malevolencia, sus virtudes saludables, su calidad de purgativo. Nunca le he oído vituperar a nadie, amigo o enemigo. Es ésa una forma de superioridad por la que le compadezco y a causa de la cual debe sufrir inconscientemente. Si a mí me impidieran maldecir a la gente, ¡qué trastornos y tormentos, qué complicaciones en perspectiva!"
Para Cioran su entrañable amigo Sam Beckett "no vive en el tiempo sino paralelamente al tiempo. Por eso nunca se me ha ocurrido preguntarle lo que pensaba de algún acontecimiento particular. Es uno de esos seres que permiten concebir la historia como una dimensión de la que el hombre hubiera podido prescindir."
Cuando nos sumergimos en el mundo de Beckett nos percatamos que sus personajes no son simples fracasados o títeres descerebrados; son seres que han elegido conscientemente la senda del fracaso para eludir la predeterminación social.
La filosofía beckettiana tiene su deuda con Arnold Geulincx cuando éste afirma: «Ita est, ergo ita sit» (Así existe, luego así es).



"la linterna del espino" ~ seamus heaney ~


«Penélope trabajó con cierta garantía de argumento.
Todo lo que destejía de noche 
podía hacerle ganar un día más.
Yo, hace ya cincuenta años que afilo las mismas piedras 
y todo lo que he deshecho nunca ha sido lo que hice. 
Como la oscuridad delante del espejo, no he tenido recompensa».

Seamus Heaney


viernes, 7 de diciembre de 2012

"tiempo"

#tiempo
foto: © Cártobas NicOh

Abro puertas en mi carne quemando la piel contra las paredes impasibles de una ciudad cualquiera.
Mana la sangre, y en ella se diluye parte de una tirana desolación que se resiste a abandonarme.
Duele, duele la ausencia de una piel que se ha quedado atrapada entre las grietas de una silenciosa pared.
Grita la carne, lanza alaridos de vergüenza al saberse desnuda y expuesta al mundo.
Acude presto el tiempo, se posa discreto y silencioso; despliega su manto y ahí se queda, lento, lejano; siempre infalible.
Tiempo, ah, el tiempo: hierático y mayestático.
No existe fórmula ni genio que te pueda abatir.
Somos títeres que mueves a tu antojo, podremos engañarnos con ardides y mascaradas, mas tú no te arredras, ni ofendes, pues tienes bien clara tu misión.
Ay, quién fuese merecedor de tus favores. Sé escenario de mis sueños, espejo que no se hace añicos cuando me asomo, cómplice que sobornar para recuperar un tesoro perdido.
No te vayas antes de que mi función toque a su fin.
Permite mi marcha acompañada de música escrita sobre la piel.
Notas que al ser leídas emiten sonidos, palabras con fragancia a tierra, mar y sal.
No quiero entregarme a tus brazos sin antes calentar mis frías manos con el calor de su rostro.
Mi equipaje pesa, me va pesando.
Ayúdame, no a llevarlo, sino a que no me falten las fuerzas que ahora, aún, tengo.
Que no me abandonen, que no se apague el motor, camina a mi vera; a la par, juntos, tú y yo.
Sigamos, pues.
Todavía no es momento de entregar la maleta, faltan cosas por incluir, otras tantas por dejar atrás.
Toda mi fortuna eres tú: tiempo; mi desgracia, también.