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lunes, 10 de diciembre de 2012

"el proceso" ~ franz kafka ~


Si el libro que leemos no nos despierta de un puñetazo en el cráneo,
¿para qué leerlo? 
Un libro tiene que ser el hacha que rompa nuestra mar congelada.

Franz  Kafka

"Lo que me ha sucedido a mí- Continuó K. en tono algo más bajo y espiando siempre las caras de los de la primera fila, como si estuviera un poco distraído-, lo que me ha sucedido a mí no es sino un caso aislado que en sí carece de importancia, ya que yo lo tomo a la ligera, pero ejemplifica un procedimiento esgrimido contra muchos. Por ellos elevo mi protesta, no por mí"
[...]
No hay duda de que detrás de todas las manifestaciones de este tribunal, se halla una gran organización que se sirve no sólo de vigilantes sobornables, inspectores y jueces necios y, evidentemente, muy modestos, sino, además, de altos magistrados con el inevitable séquito de ujieres, amanuenses, gendarmes y quizá hasta verdugos; no me arrendra pronunciar esta última palabra. ¿Y cuál es el sentido de toda esta tremenda organización? Consiste en arrestar a personas inocentes para incoar contra ellas un procedimiento tan falaz como el mío. ¿Cómo evitar que los funcionarios, dadas las circunstacias, caigan en la más abyecta corrupción? Ni el magistrado más encumbrado podrá acabar con ella. Por esto, los vigilantes tratan de robar las ropas de los detenidos; por esto, inspectores violan las viviendas; por esto, los inocentes, en lugar de ser interrogados son degradados ante toda una asamblea. Los vigilantes me hablaron de depósitos donde se entregan las pertenencias de los detenidos. Quisiera yo ver esos depósitos donde se pudre lo que el arrestado ha obtenido con su trabajo, si es que no es robado por los landronzuelos de la administración
[...]
Sólo le quería decir -dijo el juez- que hoy ha echado a perder la ventaja que siempre significa un interrogatorio para el arrestado.
K. se rió sin apartar la vista de la puerta: <<¡Sarta de bribones!>>, exclamó; abrió la puerta y bajó la escalera. Detrás de él se levantó el ruido de la asamblea.




viernes, 7 de diciembre de 2012

~ gregorio samsa ~ "la metamorfosis", franz kafka


"No desesperes, ni siquiera por el hecho de que no desesperas.
Cuando todo parece terminado, surgen nuevas fuerzas.
Esto significa que vives."

Franz Kafka
Cuando Gregorio Samsa se despertó una mañana después de un sueño
intranquilo, se encontró sobre su cama convertido en un monstruoso
insecto. Estaba tumbado sobre su espalda dura, en forma de caparazón
y, al levantar un poco la cabeza veía un vientre abombado, de color
pardo, dividido por partes duras abombadas, sobre cuya protuberancia
apenas podía mantenerse la manta con la cual se cubría, a punto ya de
caer al suelo. Sus muchas patas, ridículamente pequeñas en comparación
con el resto de su cuerpo, se movían sin concierto ante la
incredulidad de su mirada.
«¿Qué me ha ocurrido?», pensó.
No era un sueño. Su habitación permanecía tranquila, entre las cuatro
paredes harto conocidas. Por encima de la mesa, sobre la que se
encontraba extendido un muestrario de paños desempaquetados -Samsa era
viajante de comercio-, estaba colgado aquel cuadro que hacía poco
había recortado de una revista y había colocado en un marco dorado.
Representaba a una dama ataviada con un sombrero y una boa de piel,
que estaba allí, sentada muy erguida y levantando hacia el observador
un pesado manguito de piel, en el cual había desaparecido su antebrazo.