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miércoles, 13 de noviembre de 2013

{ paul delvaux y el surrealismo }







Paul Delvaux fue uno de los principales representantes del surrealismo en Bélgica. Procedente de una familia de abogados, tuvo que convencer a su padre para que le permitiese acceder a la Académie Royale des Beaux-Arts de Bruselas. Allí, y tras un breve periodo dedicado a la arquitectura, se decidió a estudiar pintura decorativa, graduándose en 1924. En sus primeras obras estuvo presente la influencia de expresionistas flamencos, como Constant Permeke y Gustave de Smet, que constituían la vanguardia belga del momento. El contacto con el expresionismo haría que desde entonces en Delvaux primase un interés por la representación del ser humano, en su caso centrado especialmente en la figura de la mujer, algo que se mantendría como una constante a lo largo de su obra.
Cuando, a mediados de la década de 1930, Delvaux descubrió el surrealismo a través de la obra de René Magritte y la pintura metafísica de Giorgio de Chirico, sintió la «libertad de transgredir la lógica racionalista» a la que hasta entonces se había sentido ligado. A pesar de no haber sido un miembro ortodoxo del grupo, participó en la Exposition Internationale du Surréalisme organizada por André Breton y Paul Éluard en París en 1938 y en las muestras que siguieron en Amsterdam y México.
La. obra de Delvaux destaca por su unidad estilística. El realismo verista de sus obras nos remonta a un mundo onírico, con seres tan aislados y ensimismados, que parecen sonámbulos. Son figuras cuyos ojos no comunican nada, que parecen mirarse a sí mismas y que se sitúan generalmente en escenarios nocturnos. Tanto su obra pictórica tardía, como los grabados que realizó al final de su vida, continuaron en la misma línea con la que había comenzado su trabajo en los años treinta. Tras numerosas exposiciones y reconocimientos en su país natal y en el extranjero, en 1982 se abrió al público el Musée Paul Delvaux en Saint-Idesbald.





lunes, 28 de octubre de 2013

#el idiota • fiódor dostoyevski

#max ernst

«¿Y qué, si esto es enfermedad?
¿Qué importa que se trate de una tensión anormal si su resultado,
tal como lo considero y analizo cuando vuelvo a mi estado corriente,
contiene armonía y belleza en el máximo grado,
y si en ese minuto experimento una sensación inaudita,
insospechada hasta entonces, de plenitud, de ritmo, de paz,
de éxtasis devoto que me sumerge en la más alta síntesis de la vida?»

Fiódor Dostoyevski





miércoles, 23 de octubre de 2013

#sueños, reflejos y pensamientos · carl gustav jung

#ausencia
© Cártobas NicOh


"Si existiera algo que quisiéramos cambiar en los chicos
en primer lugar deberíamos examinarlo y observar
si no es algo que podría ser mejor cambiar en nosotros mismos."

"El pequeño mundo de la niñez con su entorno familiar es un modelo del mundo.
Cuanto más intensamente le forma el carácter la familia,
el niño se adaptará mejor al mundo." 

"Todas las obras del hombre tienen su origen en la fantasía creadora.
¿Qué derecho tenemos entonces a la amortización de la imaginación?"

C. G. Jung



lunes, 21 de octubre de 2013

#sin título · antonio mesones

"sin título" · antonio mesones


Imagínate ahora que tú y yo
muy tarde ya en la noche

hablemos hombre a hombre, finalmente.

Imagínatelo,
en una de esas noches memorables
de rara comunión, con la botella
medio vacía, los ceniceros sucios,
y después de agotado el tema de la vida.
Que te voy a enseñar un corazón,
un corazón infiel,
desnudo de cintura para abajo,
hipócrita lector -mon semblable,-mon frère!

Porque no es la impaciencia del buscador de orgasmo
quien me tira del cuerpo a otros cuerpos
a ser posiblemente jóvenes:
yo persigo también el dulce amor,
el tierno amor para dormir al lado
y que alegre mi cama al despertarse,
cercano como un pájaro.
¡Si yo no puedo desnudarme nunca,
si jamás he podido entrar en unos brazos
sin sentir -aunque sea nada más que un momento-
igual deslumbramiento que a los veinte años !

Para saber de amor, para aprenderle,
haber estado solo es necesario.
Y es necesario en cuatrocientas noches
-con cuatrocientos cuerpos diferentes-
haber hecho el amor. Que sus misterios,
como dijo el poeta, son del alma,
pero un cuerpo es el libro en que se leen.

Y por eso me alegro de haberme revolcado
sobre la arena gruesa, los dos medio vestidos,
mientras buscaba ese tendón del hombro.
Me conmueve el recuerdo de tantas ocasiones...
Aquella carretera de montaña
y los bien empleados abrazos furtivos
y el instante indefenso, de pie, tras el frenazo,
pegados a la tapia, cegados por las luces.
O aquel atardecer cerca del río
desnudos y riéndonos, de yedra coronados.
O aquel portal en Roma -en vía del Balbuino.
Y recuerdos de caras y ciudades
apenas conocidas, de cuerpos entrevistos,
de escaleras sin luz, de camarotes,
de bares, de pasajes desiertos, de prostíbulos,
y de infinitas casetas de baños,
de fosos de un castillo.
Recuerdos de vosotras, sobre todo,
oh noches en hoteles de una noche,
definitivas noches en pensiones sórdidas,
en cuartos recién fríos,
noches que devolvéis a vuestros huéspedes
un olvidado sabor a sí mismos!
La historia en cuerpo y alma, como una imagen rota,
de la langueur goûtée à ce mal d'être deux.
Sin despreciar
-alegres como fiesta entre semana-
las experiencias de promiscuidad.

Aunque sepa que nada me valdrían
trabajos de amor disperso
si no existiese el verdadero amor.
Mi amor,
              íntegra imagen de mi vida,
sol de las noches mismas que le robo.
Su juventud, la mía,
-música de mi fondo-
sonríe aún en la imprecisa gracia
de cada cuerpo joven,
en cada encuentro anónimo,
iluminándolo. Dándole un alma.
Y no hay muslos hermosos
que no me hagan pensar en sus hermosos muslos
cuando nos conocimos, antes de ir a la cama.

Ni pasión de una noche de dormida
que pueda compararla
con la pasión que da el conocimiento,
los años de experiencia
de nuestro amor.
                          Porque en amor también
es importante el tiempo,
y dulce, de algún modo,
verificar con mano melancólica
su perceptible paso por un cuerpo
-mientras que basta un gesto familiar
en los labios,
o la ligera palpitación de un miembro,
para hacerme sentir la maravilla
de aquella gracia antigua,
fugaz como un reflejo.
Sobre su piel borrosa,
cuando pasen más años y al final estemos,
quiero aplastar los labios invocando
la imagen de su cuerpo
y de todos los cuerpos que una vez amé
aunque fuese un instante, deshechos por el tiempo.
Para pedir la fuerza de poder vivir
sin belleza, sin fuerza y sin deseo,
mientras seguimos juntos
hasta morir en paz, los dos,
como dicen que mueren los que han amado mucho.



Jaime Gil de Biedma, "Pandémica y Celeste"




domingo, 16 de diciembre de 2012

"el gran vidrio" ~ marcel duchamp ~ rrose sélavy


"El arte tiene la bonita costumbre de echar a perder todas las teorías artísticas."

Marcel Duchamp


Durante el otoño de 1920, las actividades visuales de Duchamp apuntan más al bricolaje (el raspado de su Gran Vidrio) y a la ingeniería “barata” que al gran arte. La vida, más que el arte, se halla a partir de entonces en el centro de sus preocupaciones y de su pensamiento. De allí su idea de cambiar de identidad y de sexo: “Quise […] cambiar de identidad y la primera idea que se me ocurrió fue adoptar un apellido judío. ¡Yo era católico y el mero pasaje de una religión a otra ya resultaba un cambio! No encontré un apellido judío que me gustara o tentara y, de repente, tuve una idea: ¿por qué no cambiar de sexo? ¡Era mucho más simple! Entonces, apareció el nombre de Rrose Sélavy. Ahora tal vez suene bien, los nombres cambian con las épocas, pero Rose era un nombre tonto en 1920”. La elección de Marcel es menos “tonta” de lo que aparenta. El nuevo patronímico guarda, en efecto, la huella de su primera decisión (Rrose es un nombre femenino utilizado a menudo por los judíos, Sélavy resulta cercano, a nivel de las consonantes, de Lévy). Al condesar la mujer y el judío en una misma figura e identificarse con ella, Duchamp proporciona una forma de antídoto contra el antifeminismo y el antisemitismo reinantes (¿acaso Otto Weininger no había relacionado la figura de la mujer con la del judío, en Sexo y carácter (1920), para estigmatizarlas, prefigurando, así, la ideología racista y sexista que pronto se encarnaría en los totalitarismos europeos?).
Marcel Duchamp es uno de los principales valedores de la creación artística como resultado de un puro ejercicio de la voluntadsin necesidad estricta de formación, preparación o talento.
"Rrose Sélavy nacida en 1920 en N.Y. ¿apellido judío?, cambio de sexo. Rose era el nombre más ‘feo’ para mi gusto personal y Sélavy el juego de palabras fácil. C’est la vie [Es la vida]", Marcel Duchamp.






viernes, 14 de diciembre de 2012

"mi encuentro con nicolas de stäel en la pedrera"


Hay días en que la vida, para sorprendernos y recordarnos que hay momentos únicos que no se deben posponer porque el mañana no está garantizado, utiliza elementos tan cotidianos como el agua en forma de lluvia: acuoso y delicioso argumento.

Eso fue lo que me sucedió este jueves pasado. Llevaba tiempo barruntando entrar en "La Pedrera" para visitar la exposición de este pintor, mas nunca encontraba el momento, siempre lo retrasaba por algún motivo. Hete aquí que acompañada de un buen amigo y escapando del tremendo chaparrón que estaba cayendo, a escasos metros del edificio propongo entrar. Qué mejor momento y qué mejor lugar para guarecerse de la lluvia.

Arriba, al final de las escaleras y a la izquierda, una enorme fotografía en blanco y negro del propio Stäel preside la entrada. Me impresiona su imagen, que atrae como un imán, es una sensación que no pasa desapercibida para quien mira más allá del simple papel. En su rostro adivino acertadamente que este hombre poseía una inagotable y arrolladora fuerza creativa.

Pasamos a la sala y comenzamos a pasear en silencio, porque así es como te deja la visón de sus obras. Destilan tanta fuerza y pasión que te sientes empujado hacia atrás en ti mismo. Su paleta se pasea sin miedo por el lienzo con una facilidad insultante, son trazos cortos, contundentes, duros. El espacio cobra vida y forma en cada composición, se puede oler la violencia creativa en su etapa de colores oscuros: rotundos, enérgicos, en busca del absoluto.

Sus estudios de desnudos al carboncillo son conmovedores. Dibuja el espacio que ha ocupado una mujer que nunca ha posado, la ausencia queda perfilada entre un paisaje de precisos trazos oscuros.

Maravillosa sorpresa la de este jueves, sí. Descubrir vidas y obras como la de Stäel hacen que te sientas menos sola, hubo otros que crearon para ayudarse a vivir, otros que expresaron en sus obras una pasión existencial que late después y más allá de la muerte; algunos lo intentamos...


Barcelona, agosto de 2007.

"Marathon", 1948.



"Toda la vida he tenido la necesidad
de pensar en la pintura,
de ver cuadros,
de pintar para ayudarme a vivir,
para liberarme de todas las impresiones,
de todas las sensaciones,
de todas las inquietudes
para las que nunca he encontrado otra salida que la pintura.”

Nicolas de Stäel
(San Petesburgo,1914 – Antibes,1955) 







viernes, 7 de diciembre de 2012

~ dora maar ~ "yo no fui la amante de picasso; él sólo fue mi amo"

"Autorretrato", Dora Maar, 1936.

Henriette Theodora Markovitch, más conocida como Dora Maar (1907-1997), artista plástica, pintora, fotógrafa y escultora francesa.
Dora Maar era una mujer muy independiente, nada convencional. Morena, alta, fuerte, de diálogo rápido y desenvuelto y voz grave; expresiones directas de carácter e inteligencia. De apariencia algo extravagante, usaba sombreros de la modista Elsa Schiaparelli y era dueña de unas manos impecables, rematadas en uñas pintadas de colores llamativos. Dora causaba sensación.
Vivió en Buenos Aires desde los 3 hasta los 16 años. En 1934 viaja a España, recorre la Costa Brava y visita Barcelona, una ciudad que la atrapó y de la que años después compartiría recuerdos con Picasso.
Inicia allí su etapa de fotografía social. Retrata la pobreza, la desesperación; algo diametralmente opuesto al glamour de sus fotos de moda. Poco después cambia de objetivo. Bataille le presenta a André Bretón y Dora Maar se adhiere al grupo surrealista, con el que comparte unos postulados que le vienen como anillo al dedo.

Quiere transformar el mundo, cambiar la vida, y participa entusiasmada con sus nuevos amigos. Por su cámara desfilan ellos y sus mujeres, retratados con una impresionante sensibilidad surrealista. Ubú, un monstruo ciego y suplicante, posiblemente un feo animal, se convierte en el ícono fotográfico del movimiento.
Picasso la conoce en 1936 en una mesa del café Deux Magots de París. Ella jugueteaba con una navaja. Hacía muescas en la mesa. A menudo se cortaba y la sangre brotaba a través de sus guantes negros con rosas bordadas. La escena causó tal impacto al pintor que inmediatamente quiso saludarla. Uno de sus amigos, Eluard, que la conocía, hizo las presentaciones. Picasso le habló en francés, pero ella respondió en español. Esa voz dulce, gutural y melancólica hablando el idioma de su niñez le hizo caer rendido a sus pies.
Se despidieron y él le pidió como recuerdo uno de aquellos guantes ensangrentados. A partir de entonces, Picasso la visitó a menudo e iniciaron una relación larga, intensa y apasionada. Siete años de vida en común en una de las épocas más dolorosas de Picasso. El estallido de la guerra civil en España, los horrores de la II Guerra Mundial y la ocupación de París, años en los que Dora Maar abrió nuevos campos a la actividad creadora de Picasso.

En agosto, meses después de su primer encuentro, Dora Maar fue invitada a pasar unos días en Saint-Tropez , en casa de su amiga Lise Deharme, miembro también del grupo surrealista, allí la visitó Picasso y allí se convirtieron en amantes. Una relación que no impidió que el pintor siguiera manteniendo contacto con la madre de su hija Maya durante todo el tiempo. Marie-Therésè sería su amante privada, mientras que Dora sería la pública.

Picasso empieza a dibujar a su amante. Dora conservó un dibujo del artista, fechado el 1° de agosto de 1936. En lápiz y tinta china, aparece ella, con abrigo y bolso, abriendo una puerta detrás la cual se encuentra un barbudo patriarca totalmente desnudo con su perro Kafbek en el regazo. A partir de entonces, Dora se convierte en una musa del pintor. Al principio de su relación, la imagen que pinta Picasso de Dora está llena de dulzura. Después, la torturará y la deformará creando una serie de mujeres llorando que han pasado a la historia de la pintura como uno de sus grandes períodos pictóricos.
En el cuadro del Guernica aparecen cuatro mujeres entre los escombros del bombardeo, todas con la boca abierta por un grito de terror, las cuatro mujeres son la misma, Dora Maar, la amante de Picasso en aquel tiempo. Hay un detalle añadido: los ojos del toro erguido en el ángulo izquierdo también son los de Dora Maar, que en la realidad eran de un azul pálido y algún psicoanalista lacaniano sabrá explicar el significado de un toro con ojos de mujer, que a su vez son idénticos a los del guerrero, cuyo cuerpo se halla destrozado en la base del cuadro.

Mientras el Guernica tomaba la forma definitiva, alrededor del lienzo se había establecido otra suerte de bombardeo, que causó una catástrofe amorosa. En el ático entró un día la dulce y paciente Marie Thérèse Walter y se enzarzó a gritos con Dora Maar. Con insultos que se oían desde la calle, le echó en cara el haberle robado a su amante, al que ella había dado una hija. A esta escena violenta de celos se unió Olga, la compañera legal, y mientras las tres mujeres gritaban, Picasso seguía alegremente pintando el Guernica, muy divertido. Esta reyerta explosiva se hizo famosa en el Barrio Latino. El día 26 de abril de 1937, cuando el cuadro ya estaba casi terminado, sucedió el espantoso bombardeo de Guernica por la Legión Cóndor. En homenaje a esa villa bilbaína, donde se conservaban los símbolos de un pueblo vasco, Picasso tituló el cuadro con su nombre. A partir de ese momento el Guernica se convirtió en un cartel universal contra la barbarie.
La batalla la había ganado Dora Maar. Ese mismo verano de 1937 se les ve muy felices en las playas de Antibes en compañía de otros seres maravillosos, desnudos en sillones y hamacas, Nush y su marido Éluard, Man Ray y su novia Ady, bailarina de Martinica, Lee Miller y Rolland Penrose, Jacqueline Lamba y André Bréton. Jugaban a intercambiarse los nombres y las parejas a la hora de la siesta y el más vanguardista en el sexo también era Picasso, que, según contaba Marie Térèse, solía practicar la coprofagia con sumo arte.
John Richardson, biógrafo de Picasso y uno de los pocos amigos de Dora, recogió una frase genial de Maar: “Cuando Picasso cambia de pareja, cambia de estilo de pintura”.
Hundido tras conocer las noticias sobre la guerra civil española, sólo encuentra consuelo en su compañera. Lo comparten todo, hasta el estudio. Dora convence a Picasso y se trasladan a uno más grande, en la Rue des Grands Augustins , en París. Allí, lleno de cólera por los bombardeos alemanes sobre la población civil española, Picasso pintó el Guernica y Dora fotografió una por una las fases de la creación del cuadro en el que ella aparece como la mujer llorando que sujeta la lámpara. Su rostro refleja toda la soledad y depresión de aquella época.
En 1943 se produce un giro inesperado. Picasso conoce a François Gilot, 20 años más joven que Dora y 40 que Picasso. Dora Maar se consume por los celos. Siguieron viéndose esporádicamente hasta 1946, fecha en la que rompieron definitivamente. Picasso le regaló como despedida una casa en Ménerbes, en la Provenza francesa. Dora Maar, herida en lo más profundo, sufrió una grave depresión y tuvo que internarse en un hospital psiquiátrico. Picasso fue cruel, comentó que Dora siempre había estado trastornada: “La dejé por miedo. Dora ya estaba loca mucho antes de que enloqueciera de verdad”.
Cuando mejoró, Dora entró en una fase mística y se recluyó en su casa de París con sus recuerdos y las obras de Picasso. Murió en 1997, a los 90 años, dejando para la posteridad la frase lapidaria que define su relación con Picasso: "después de Picasso, sólo Dios".

"Portrait of Nusch Éluard" (Maria Benz), by Dora Maar.

"Dora Maar", by Man Ray (1936).

"Portrait of Dora Maar", by Picasso.


"Después de Picasso, sólo Dios", Dora Maar.