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martes, 31 de diciembre de 2013

{ te escribo para saber de mí · 31.12.13 · 10:16 am }

sin título
foto: © Cártobas NicOh


He vuelto a releer (no sé cuántas veces) tu correo... y cada vez más despacio, la primera vez que lo leí trastabillé en tus palabras y mi miedo.
Me retracto de lo dicho, de ese descolgar una frase de todo un contexto, aislarla y darle así un significado distinto al que en realidad tiene en todo el conjunto (es algo que detesto, y yo lo he hecho).

Me invadió el miedo, un miedo terrible, pero no por las cosas que dices, sino por mí misma, miedo a sentir más allá de lo que pueda controlar y que me desborde, y me haga sufrir. Te lo dije no hace mucho: he tenido que enlatar mis sentimientos y emociones.

Y este miedo se debe a lo que he vivido estos últimos años, es un mecanismo de protección. Me he paseado por cuerpos de muchos hombres, pero no por poesía del sexo, ni sexo con ni por amor, ni nada que se le parezca, fue el horror, el horror... Una espiral de autodestrucción que generaba asco, asco de mi actitud, porque sabía que iba en contra de mi naturaleza, pero continué mejorando en lo peor. Hasta que un día decidí clausurar esa etapa porque lejos de salir de la ciénaga, me hundía más y más en ella. Fue un arrastrarse, deslizarse, sobre el filo de una navaja, cual caracol sin serlo... a punto estuve de fenecer, pero logré sobrevivir. 

Conviví tres años con una bestia humana, un enfermo mental, que me destrozó emocionalmente y que casi me mata físicamente, y de ahí en adelante la única poesía que encontré fue en mis perros, ahora en mi gato y en contadísimos amigos y seres no olvidables que han ido apareciendo en mi camino a raíz de mi regreso a esta ciudad. Y en esta nueva singladura he decidido tabular la vida y habitar en los lindes de su camino, me siento protegida y arropada por mis amigos emocionales, fantasmas que moran en la literatura, la fotografía, la música, el cine, y en todas las manifestaciones del arte y la belleza. Pequeños refugios en los cuales una se siente a salvo de todo y de todos.

Seis años, D, ya son seis años (re)inventándome día a día, desaprendiendo para aprender, e intentando averiguar quién soy, qué soy... y siento auténtico pánico existencial cuando me pierdo, cuando soy consciente de la soledad en la que vivo y de esta mi realidad que es un fino cable sobre el que me deslizo cual funambulista, a diario, procurando no mirar hacia abajo para no perder pie con mi realidad (pre)fabricada, y cuando lo hago pienso en la hija que tengo y que se ha convertido en una perfecta desconocida, ambas lo somos; en mis hermanos, dos figuras que se van desdibujando sobre papel mojado... Y mi madre, esa perfecta desconocida que se esfuerza por dejar de serlo, y que está ahí, que es un allí, porque está lejos y nos vemos una vez al año, como poco.

Me he agarrado a esa frase de tu correo para huir, sabía que eso sería poner el cierre a este intercambio de correspondencia. Lo hago siempre, contigo lo he hecho unas cuantas veces: huir cuando las emociones escapan a mi control.

Un beso, y FELIZ 2014, claro que sí.





8 comentarios:

  1. Hola María

    He de decirte que te sigo desde las sombras, te leo y bebo de tus palabras e imágenes porque haces que todas ellas juntas tengan fuerza viendo tu alma impregnadas en ellas. Quiero decirte que eres una persona que no deja indiferente y me siento afortunado de poder leer tus pensamientos. Echo de menos hablar contigo porque personas como tu dejan una enorme huella en los demas. Feliz comienzo de año

    Héctor

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  2. Buenos días, Héctor.

    Una vez más, gracias por tus palabras, me emocionan. Tu presencia entre bambalinas es un saber que estás, y eso me gusta.

    Un beso.

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  3. Hola María

    Siempre he estado presente, te he seguido, he disfrutado de ti, no soy uno más que se queda por el camino. Tu me cambiaste, eres una persona que pese a todo lo que has pasado aporta vida a los demas porque una parte de ti quiere vivir, me encanta como eres y como ves la vida.

    Un beso

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  4. No sé qué decir... cualquier palabra se quedaría pequeña, y el no tener palabras ya lo dice todo.
    Gracias.

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    Respuestas
    1. Las cosas que son realmente bellas son las que florecen en medio de la nada o de un terreno hostil. Quiza ese ha sido hasta ahora tu tormento pero no es lo mismo fijarse en una rosa en un rosal que una rosa en un campo de batalla. Cuando a pesar de la guerra algo florece y tiene ganas de vivir eso es inigualable

      Hector

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    2. Me asomo al balcón del mundo, miro hacia el infinito y... descubro una flor.

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    3. Como describirias esa flor que divisas en algun punto del infinito?

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    4. Héctor. En otro momento te lo digo. No es el lugar indicado.

      Un beso.
      María

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