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lunes, 21 de octubre de 2013

#desde mi ventana



Una ventana, estrecha y muy alta, de suelo a techo, tengo en el salón de mi casa; y a través de ella un único atisbo de vida: un árbol, "platanus hispanica" vulgo plátano de sombra. De esos mismos que inundan nuestros parques, calles y avenidas; hoja caduca y de los que aguantan un bombardeo. Sus troncos desnudos muestran las amputaciones a las que muchos son sometidos. Ramas que sobran, crecimientos que estorban o se deben corregir; me recuerdan a esos humanos que no "progresan adecuadamente"... molestos, que destacan, y asoman la nariz y las meninges por encima del monocromático paisaje de cabezas grises.

No cierro las contraventanas de mi salón, es como darle un ventanazo en sus ramas. Cada vez que me tumbo en mi sofá predilecto nuestras miradas se encuentran. Me gusta ver cómo cambia de aspecto con cada estación; en breve vestirá sus brazos con un regimiento de verdes hojas. Ahora mismo, sus ramas desnudas me recuerdan el tronco cerebral y sus ramificaciones nerviosas, esa desconocida maraña de conexiones y transmisiones interneuronales. Es alto y joven, el grosor de su tronco así lo indica. Fuerte, vigoroso y sano. Él ha echado raíces para sobrevivir, yo no deseo imitarle, tal vez porque sé lo que es sobrevivir y, hasta, malvivir. Y deseo vivir.

Cada mañana, cuando salgo de casa, nos saludamos. Sin vernos, nos intuimos. A ver qué haces hoy, que tienes mirada ausente... parece advertirme. ¡Cuántas confidencias y visiones de mi vida albergará dentro! Estando en el exterior, siempre sabe cómo asomar a mi interior. He pensado ponerle nombre, me gusta nombrar o renombrar a quienes acepto que entren a formar parte de mi vida. Es mi personal manera de dar la bienvenida y decir: "me gustas".

Aunque, ahora que lo pienso, desde que comenzó nuestra relación, hace ya dos años, no he sentido la necesidad de adjudicarle nombre alguno. Tal vez sea porque presiento temporalidad en este espacio y en este lugar. O, tal vez, porque ninguno de los dos necesitamos saber nuestros nombres para comunicarnos.

Creo que le gustan Bach, Mozart y Mendelssohn, su música inunda mi espacio desde hoy por la mañana y le siento alegre. Miro a través de mi ventana, y creo advertir un leve movimiento de compás musical en sus finas ramas. Disfrutamos juntos. Yo escucho, escribo estas letras y él me acompaña. Miro hacia afuera, le pregunto si le gusta lo que escucha y lee, y asiente. Nos hacemos compañía. Amanezco sobre mi cama y me da los buenos días, me quedo dormida y vela mis sueños. Te extrañaré cuando me vaya, Bárbol. Y así, sin darnos cuenta, ya tienes nombre: BÁRBOL.

Cártobas NicOh





#sin título · antonio mesones

"sin título" · antonio mesones


Imagínate ahora que tú y yo
muy tarde ya en la noche

hablemos hombre a hombre, finalmente.

Imagínatelo,
en una de esas noches memorables
de rara comunión, con la botella
medio vacía, los ceniceros sucios,
y después de agotado el tema de la vida.
Que te voy a enseñar un corazón,
un corazón infiel,
desnudo de cintura para abajo,
hipócrita lector -mon semblable,-mon frère!

Porque no es la impaciencia del buscador de orgasmo
quien me tira del cuerpo a otros cuerpos
a ser posiblemente jóvenes:
yo persigo también el dulce amor,
el tierno amor para dormir al lado
y que alegre mi cama al despertarse,
cercano como un pájaro.
¡Si yo no puedo desnudarme nunca,
si jamás he podido entrar en unos brazos
sin sentir -aunque sea nada más que un momento-
igual deslumbramiento que a los veinte años !

Para saber de amor, para aprenderle,
haber estado solo es necesario.
Y es necesario en cuatrocientas noches
-con cuatrocientos cuerpos diferentes-
haber hecho el amor. Que sus misterios,
como dijo el poeta, son del alma,
pero un cuerpo es el libro en que se leen.

Y por eso me alegro de haberme revolcado
sobre la arena gruesa, los dos medio vestidos,
mientras buscaba ese tendón del hombro.
Me conmueve el recuerdo de tantas ocasiones...
Aquella carretera de montaña
y los bien empleados abrazos furtivos
y el instante indefenso, de pie, tras el frenazo,
pegados a la tapia, cegados por las luces.
O aquel atardecer cerca del río
desnudos y riéndonos, de yedra coronados.
O aquel portal en Roma -en vía del Balbuino.
Y recuerdos de caras y ciudades
apenas conocidas, de cuerpos entrevistos,
de escaleras sin luz, de camarotes,
de bares, de pasajes desiertos, de prostíbulos,
y de infinitas casetas de baños,
de fosos de un castillo.
Recuerdos de vosotras, sobre todo,
oh noches en hoteles de una noche,
definitivas noches en pensiones sórdidas,
en cuartos recién fríos,
noches que devolvéis a vuestros huéspedes
un olvidado sabor a sí mismos!
La historia en cuerpo y alma, como una imagen rota,
de la langueur goûtée à ce mal d'être deux.
Sin despreciar
-alegres como fiesta entre semana-
las experiencias de promiscuidad.

Aunque sepa que nada me valdrían
trabajos de amor disperso
si no existiese el verdadero amor.
Mi amor,
              íntegra imagen de mi vida,
sol de las noches mismas que le robo.
Su juventud, la mía,
-música de mi fondo-
sonríe aún en la imprecisa gracia
de cada cuerpo joven,
en cada encuentro anónimo,
iluminándolo. Dándole un alma.
Y no hay muslos hermosos
que no me hagan pensar en sus hermosos muslos
cuando nos conocimos, antes de ir a la cama.

Ni pasión de una noche de dormida
que pueda compararla
con la pasión que da el conocimiento,
los años de experiencia
de nuestro amor.
                          Porque en amor también
es importante el tiempo,
y dulce, de algún modo,
verificar con mano melancólica
su perceptible paso por un cuerpo
-mientras que basta un gesto familiar
en los labios,
o la ligera palpitación de un miembro,
para hacerme sentir la maravilla
de aquella gracia antigua,
fugaz como un reflejo.
Sobre su piel borrosa,
cuando pasen más años y al final estemos,
quiero aplastar los labios invocando
la imagen de su cuerpo
y de todos los cuerpos que una vez amé
aunque fuese un instante, deshechos por el tiempo.
Para pedir la fuerza de poder vivir
sin belleza, sin fuerza y sin deseo,
mientras seguimos juntos
hasta morir en paz, los dos,
como dicen que mueren los que han amado mucho.



Jaime Gil de Biedma, "Pandémica y Celeste"




viernes, 20 de septiembre de 2013

#como la mar, los besos · vicente aleixandre



No importan los emblemas
ni las vanas palabras que son un soplo sólo.
Importa el eco de lo que oí y escucho.
Tu voz, que muerta vive, como yo que al pasar
aquí aún te hablo.

Eras más consistente,
más duradera, no porque te besase,
ni porque en ti asiera firme a la existencia.
Sino porque como la mar
después que arena invade temerosa se ahonda.
En verdes o en espumas la mar, se aleja.
Como ella fue y volvió tú nunca vuelves.

Quizá porque, rodada
sobre playa sin fin, no pude hallarte.
La huella de tu espuma,
cuando el agua se va, queda en los bordes.

Sólo bordes encuentro. Sólo el filo de voz que
en mí quedara.
Como un alga tus besos.
Mágicos en la luz, pues muertos tornan.

Vicente Aleixandre




miércoles, 18 de septiembre de 2013

#árbol de diana · alejandra pizarnik


5
por un minuto de vida breve
única de ojos abiertos
por un minuto de ver
en el cerebro flores pequeñas
danzando como palabras en la boca de un mudo

6
ella se desnuda en el paraíso
de su memoria
ella desconoce el feroz destino
de sus visiones
ella tiene miedo de no saber nombrar
lo que no existe

7
Salta con la camisa en llamas
de estrella a estrella,
de sombra en sombra.
Muere de muerte lejana
la que ama al viento.

8
Memoria iluminada, galería donde vaga
la sombra de lo que espero. No es verdad
que vendrá. No es verdad que no vendrá.

Alejandra Pizarnik




#tabulando la vida



Tabulando la vida.
Habitar en sus márgenes, lindes del camino.
Contemplar un pie de página.
Dibujar un encabezado sin título.
Sin ESCape posible.
Ni DELETE.
La vida misma.
Así es.

Cártobas NicOh




martes, 17 de septiembre de 2013

#se querían · vicente aleixandre

"normal"
foto: © Cártobas NicOh


Se querían.
Sufrían por la luz, labios azules en la madrugada,
labios saliendo de la noche dura,
labios partidos, sangre, ¿sangre dónde?
Se querían en un lecho navío, mitad noche, mitad luz.

Se querían como las flores a las espinas hondas,
a esa amorosa gema del amarillo nuevo,
cuando los rostros giran melancólicamente,
giralunas que brillan recibiendo aquel beso.

Se querían de noche, cuando los perros hondos
laten bajo la tierra y los valles se estiran
como lomos arcaicos que se sienten repasados:
caricia, seda, mano, luna que llega y toca.

Se querían de amor entre la madrugada,
entre las duras piedras cerradas de la noche,
duras como los cuerpos helados por las horas,
duras como los besos de diente a diente solo.

Se querían de día, playa que va creciendo,
ondas que por los pies acarician los muslos,
cuerpos que se levantan de la tierra y flotando...
Se querían de día, sobre el mar, bajo el cielo.

Mediodía perfecto, se querían tan íntimos,
mar altísimo y joven, intimidad extensa,
soledad de lo vivo, horizontes remotos
ligados como cuerpos en soledad cantando.

Amando. Se querían como la luna lúcida,
como ese mar redondo que se aplica a ese rostro,
dulce eclipse de agua, mejilla oscurecida,
donde los peces rojos van y vienen sin música.

Día, noche, ponientes, madrugadas, espacios,
ondas nuevas, antiguas, fugitivas, perpetuas,
mar o tierra, navío, lecho, pluma, cristal,
metal, música, labio, silencio, vegetal,
mundo, quietud, su forma. Se querían, sabedlo.


Vicente Aleixandre




lunes, 16 de septiembre de 2013

#enjambre silencioso


rumor lejano
enjambre silencioso
colmena del deseo

imbricado sexo
paciente segador
cosecha de fluidos

tiempo sobre el tiempo
palabras que asoman
ayer fuiste presencia

Cártobas NicOh




viernes, 13 de septiembre de 2013

#almas de agua, navegantes de estrellas

> nasas <
foto: © Cártobas NicOh


Pescadores de luz, instantes y afectos.
Escultores de espuma sobre las olas.
Hacedores de vientos
con sabor a presentes salobres.
Buscadores de sirenas varadas
en la desierta playa de los sueños.
Almas de agua, navegantes de estrellas. 

Cártobas NicOh




> si yo pudiera < fernando pessoa


Si yo pudiera morder la tierra toda
Y sentirle el sabor
Sería más feliz por un momento.

Pero no siempre quiero ser feliz
Es necesario ser de vez en cuando infeliz

Para poder ser natural.

No todo es días de sol y la lluvia,
Cuando falta mucho, se pide.

Por eso tomo la infelicidad con la felicidad
Naturalmente, como quien no se extraña
De que existan montañas y planicies
De que haya rocas y hierbas.

Lo que es necesario es ser natural y calmado
En la felicidad o en la infelicidad.

Sentir como quien mira
Pensar como quien anda,
Y, cuando se ha de morir,
Recordar que el día muere
Y que el poniente es bello
Y es bella la noche que queda.

Así es y así sea.


Fernando Pessoa




> los miedos < elias canetti



"Los miedos atacan con una regularidad que los vuelve sospechosos:
hay miedos mensuales, miedos semanales, miedos diurnos y miedos nocturnos.
Se presentan como si sólo estuvieran ahí para marcar el tiempo."

> Elias Canetti <





mis postales de madrid <> en el metro <>

<> la delgada línea roja <>

<> posiciónHada <>

<> calzHadas <>

<> destinos y salida <>

<> saliendo del metro <>


Fotografías: © Cártobas NicOh