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jueves, 6 de febrero de 2014

{ a poem about you and me V2.1. } · g.f.molinero

volver a(mar)te
foto: © Cártobas NicOh



Necesito mirar el mar después de amarte
Comprender las inmensidades
Sentir las indiferencias

Así llegan a mi boca las ásperas latitudes y longitudes de tus infinitos
los significados que me diste, al besarme, del agua y de la sal

Me vuelvo a ti

Duermes tranquila en el silencio

Afuera…
enormes olas rompen los hímenes de los abismos
dictan las palabras a los profetas
y arrastran los cadáveres de los náufragos
hasta estas sábanas
que ahora…
mis manos tocan, con miedo,  inquietas

Me acuesto de nuevo junto a ti y te abrazo

Despiertas, me miras y me besas

Todo queda claro:

Después de ver el mar
siempre necesito con urgencia volver a amarte

Volver a amarte

Y nada más







{ septiembre }

sonata de otoño
foto: © Cártobas NicOh


El ritmo se instala de nuevo en la ciudad, en el barrio. Todo lo que había estado inanimado durante agosto va recuperando su pulso diario. Las vacaciones finalizan, el calor da sus últimos coletazos, las fiestas que se celebran ya son de despedida, y la gente regresa a sus lugares de origen cargada de maletas, algunos kilos de más, un extra de recuerdos, de experiencias y pellizcos en el corazón de algún que otro nuevo amor o desamor... Otro verano que se va, otro año que ha comenzado su descenso para llegar a destino, donde pasará el testigo al nuevo que ya está ahí, agazapado, a la espera de que su turno llegue para hacerse un hueco en la historia.
Es como estar en la cola del súper, esperando que corran los números hasta que aparezca el tuyo dentro de esa indiferente cajita digital, con sus puntitos de color rojo o verde, todos programados para que dibujen cifras, obedientes y sumisos, ellos.

Septiembre llama a la puerta. Su reinado es cuasi taumatúrgico. Las ganas de hacer y de emprender nuevos proyectos brotan frescas, arrolladoras, como los manantiales cuando rompen la tierra y manan salvajes abriéndose paso, despejando incertidumbres y días opacos agostados por la luz cegadora de una canícula tirana.

No sé si este ferviente deseo de que llegue septiembre viene dado porque agosto provoca en mí un sentimiento de total rechazo, desidia e inactividad impuestas por el terrible calor. No... es algo más. 


Septiembre abre las puertas al otoño, mi estación predilecta. El otoño es una estación productiva: invita, más bien te empuja, a hacer cosas. Viene cargado de ilusiones y nuevos proyectos. El año debería terminar el treinta y uno de agosto y comenzar el uno de septiembre, sí, creo que debería ser así. Todos esos buenos propósitos de los que nos pertrechamos a lo largo del año para pronunciar con solemnidad (y con la silenciosa seguridad de que se quedarán en eso) el último día de diciembre y en cada uno de los doce mordiscos que damos a las uvas, seguro que alguno que otro traspasaría el umbral de la realidad si el año nuevo comenzase en septiembre.

Septiembre huele a tiza y encerado, a la inefable goma de borrar “MILAN”, a madera y grafito de lápices esperando morir sobre el papel, a imprenta y tinta que inundan nuestra pituitaria cuando abrimos los libros, acercamos curiosa la nariz y dejamos que las páginas, corriendo traviesas bajo nuestros dedos, nos aguijoneen con su inconfundible olor "a nuevo". A cuadernos con inquietas hojas blancas y en blanco, ansiosas por ser impregnadas de nuevos colores, nuevas sensaciones. A pegamento, incitador pegamento (“Imedio” o “Supergen”), daba igual la marca, lo de más era aquel olor que te seducía. Cierro los ojos, lo evoco y ahí está… el puñetero. Recuerdos deliciosos e ingredientes imprescindibles que acompañaban la vuelta a clase, a un nuevo curso, nuevas materias, nuevos conocimientos por adquirir y a tu lado, compartiendo pupitre, los mismos compañeros o casi los mismos. Profesores recién llegados, otros, viejos conocidos de años anteriores. Nuevos y viejos amores, nuevos y viejos sueños, nuevas realidades descubiertas, adolescencias que desbancan infancias.

Es el mes de novedades nostálgicas, de tardes tranquilas a la orilla de una taza de café, de baños templados de luz otoñal, de horas ocultas bajo las hojas que se desprenden de los árboles, de lecturas robadas al tiempo, de cálidos colores que se mastican, de voluptuosas texturas… eso es Septiembre, tiempo de golosas sensaciones, tiempo de redecorar el ático de tu vida.



Cártobas NicOh






{ mirHadas de una miope desenfocada · 8 }

(en)zarza(dos)
foto: © Cártobas NicOh


{ la mujer transparente } · aldo pellegrini



Tu voz era una bebida que yo sorbía silencioso
ante las miradas asombradas
un pájaro de luz
salió de tu cuerpo transparente
pájaro de luz
instante que revolotea
a una velocidad vertiginosa
atravesando calles y calles
persiguen tu cuerpo que huye
¿cuándo podrás alejar a la jauría enloquecida?
desamparada
te has destrozado al caer
los restos de tu cuerpo se arrastran por todos los rincones
del mundo
ah un día renacerás tú
la transparente
única, inconfundible
levemente inclinada , nunca caída
rodeada de impenetrable silencio
avanzando tu pie frágil entre la vacilante monotonía
ah un día renacerá tu risa
tu risa de pájaro transparente
tu risa herida.


Aldo Pellegrini






miércoles, 5 de febrero de 2014

{ las mujeres que habitan en mí (m.14.11) }

m.14.11
foto: © Cártobas NicOh

{ la ciudad y las señales.1 }

la ciudad y las señales.1
foto: © Cártobas NicOh



Racimos de dolor y tristeza pare la tierra. Y ahora, ya casi ni eso… se torna árida. Exangüe a causa de los profundos arañazos que la atraviesan, agoniza, sueña con aquellas lágrimas salvadoras que mantenían húmedo su corazón, ahora mendigo de latidos.

No sé dónde has enterrado nuestras conversaciones, nuestros momentos, nuestra amistad; quiero pensar que no han sucumbido en el abismo de tu desmemoria, sino que, de momento, reposan y envejecen como los buenos vinos, para tornarse sabios y cálidos a tu paladar y a tu corazón. El día que decidas descorchar la botella, mi voz será escuchada desde lo más profundo de tu ser, volverás el rostro hacia mí, y ahí estaré, esperando encontrarme contigo, con esa mirada que ahora me niegas, pero que sigue iluminando tu ausencia, nunca ha dejado de hacerlo. Esa es mi fe, la que impide que me hunda en el lodo de la desesperación.



Cártobas NicOh






{ por tu belleza } · g.f.molinero




Por tu belleza…
sería capaz de reconstruir el Templo,
para atar la luna a sus columnas
para dar testimonio ante ella de mi fe en ti
para sucumbir a tu cuerpo santo
para dejarme morir
para dejarme morir

Este humilde poeta no tiene nada más que decir







{ mirHadas de una miope desenfocada · 7 }

los pasos perdidos
foto: © Cártobas NicOh



{ sólo una vez } · anne sexton

amanecer(es)
foto: © Cártobas NicOh


Sólo una vez supe para qué servía la vida.
En Boston, de repente, lo entendí;
caminé junto al río Charles,
observé las luces mimetizándose,
todas de neón, luces estroboscópicas, abriendo
sus bocas como cantantes de ópera;
conté las estrellas, mis pequeñas defensoras,
mis cicatrices de margarita, y comprendí que paseaba mi amor
por la orilla verde noche y lloré
vaciando mi corazón hacia los coches del este y lloré
vaciando mi corazón hacia los coches del oeste y llevé
mi verdad sobre un pequeño puente encorvado
y apresuré mi verdad, su encanto, hacia casa
y atesoré estas constantes hasta el amanecer
sólo para descubrir que se habían ido. 



Anne Sexton






martes, 4 de febrero de 2014

{ mirHadas de una miope desenfocada · 6 }

la tormenta, el dragón y el espino albar
foto: © Cártobas NicOh

{ mirHadas de una miope desenfocada · 5 }

mi barrio bajo la lluvia.2
foto: © Cártobas NicOh