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viernes, 31 de enero de 2014

{ (des)nudos y (ex)puestos }

besos (con)vexos
foto: © Cártobas NicOh



(des)nudos y (ex)puestos
(ex)tendiendo

los (a)brazos
al (uni)verso
por un beso
(con)vexo
sin miedo.

Cártobas NicOh





{ los huesos recuerdan }

remember
foto: 
© Cártobas NicOh


Los huesos recuerdan, y se recubren con la carne de lo que somos: hoy, ahora.
Los tuétanos agitan lo que fuimos.
El mañana es una hoja zarandeada a su antojo por una ráfaga de viento.

Cártobas NicOh





 

{ mirHadas de una miope desenfocada · 2 }

 (m)araña la poesía
foto: © Cártobas NicOh


{ mirHadas de una miope desenfocada · 1 }

lagunas (t)ramas
foto: © Cártobas NicOh

jueves, 30 de enero de 2014

{ las mujeres que habitan en mí (m.red.14.6) }

m.red.14.6
foto: © Cártobas NicOh

{ si... }

tears for airin
foto: © Cártobas NicOh


Si no muero hoy, seré eterna a mi pesar.
Si no perezco esta noche,
borraré el firmamento con mis lágrimas.
Si no me hundo al alba,

esculpiré el agua con sueños imposibles.
Si no engendro vida,

tu aliento será enemigo de la muerte.
Si no deseo vivir,

tú serás tumba de mi placer.
Si el dolor se ceba en mí,

serás paladín de una reina sin trono.
Si me pierdo en la noche del amor,

me guiará el sabor de tu carne.
Si no soy, ni tan siquiera llego a ser,

entonces dame el dulzor de lo no vivido,
de lo que puede ser y me es negado.
Si no me deseas, dame un abrazo mortal,

rodéame con tu desprecio y 
llévate mi último aliento a tu paraíso.
Si no puedo respirar,

se pudrirá la miel y
los gusanos serán alfombra bajo mis pies.
Si hoy, ahora, 
pronuncias mi nombre
sabré adónde ir.
Si logro remontar el vuelo,
sembraré amor en la terraza de mi vida.


Cártobas NicOh





domingo, 26 de enero de 2014

{ área de descanso }




Saber que tan solo unos pocos kilómetros la separaban del lugar acordado acrecentó su nerviosismo, que a duras penas ya lograba contener aquella silenciosa pero cada vez más creciente excitación. “Y ¿si no está…? ¿y si todo ha sido un macabro juego?”, se preguntaba con insistencia cuanto más cercano estaba su objetivo.

Ante ella apareció una señal –la señal- que le indicaba que la zona de descanso más próxima se encontraba a 500 m. Una cortina de fina lluvia la obligó a poner en marcha los limpiaparabrisas.
El desvío se dibujó con precisión ante sus ojos, giró el volante a la derecha y se introdujo en aquella oscura boca. Faltaban minutos para las tres de la madrugada.

Apagó el motor del coche y mantuvo las luces encendidas, mientras, su mirada escudriñaba a su alrededor en busca del otro vehículo. A escasos metros de donde ella estaba pudo identificar una presencia, tal y como le había indicado, él estaba allí, en el interior de un coche negro.

Antes de abrir la puerta llenó de aire los pulmones y salió. Una vez fuera comprobó que él había hecho lo propio. La luz reinante en el lugar era escasa, pero, a medida que se acercaban el uno al otro, no le impidió adivinar unas facciones angulosas y firmes en las que se anclaban unos profundos ojos negros  acompañando la leve sonrisa que se dibujaba en su boca,
El silencio reinante era desplazado a ratos por el fugaz y vertiginoso paso de los escasos vehículos que circulaban a esas horas por la autopista, que quedaba a su izquierda.

Sus pasos recortaban la distancia entre ambos. Ahora era el latido del corazón en su sien el único sonido que podía oír, desbocado y sin riendas a las que obedecer. Él se acercó en silencio y depositó un cálido e incitante beso en la comisura de sus labios; ella no supo responder, se limitó a capturar el turbador aroma que desprendía su cuerpo.

Sin mediar palabra, apoyó el cuerpo de ella sobre el capó de su coche y comenzó a desnudarla sin remilgos. Mientras la lluvia se confundía con sus salivas y humedecía los cuerpos, él desabrochó con precisión los botones de su vestido, retiró el sujetador y, únicamente, dejó indemnes sus bragas. Ella se dejó hacer sin rechistar y, al tiempo que sus manos eran las herramientas de su mente, le despojó de su camisa, cinturón y pantalón.

Sus bocas se buscaron y sus lenguas al encontrarse forcejearon con furia y pasión, navegando en un océano convulso y encrespado de salobres fluidos. Las manos de ambos eran bastón de ciego que abre camino: tocando, buscando, encontrado… unos erectos pezones, un cálido y húmedo clítoris, un ardiente y férreo miembro.
No cruzaron palabra alguna, sus profundos y abismales jadeos eran el único sonido que manaba de sus mudas gargantas.

El placer se podía palpar entre ellos, era espeso como una selva virgen y dulzón como el incienso; sabedores de la proximidad de su éxtasis decidieron que era momento de que su carnes se tocasen interiormente. Ella se volvió de espaldas a él, apoyó las manos en el capó del coche e irguió desafiante sus resbaladizas y desnudas nalgas hacia el excitado miembro que, a ciegas pero seguro, buscaba la entrada del pasillo que conducía hacia el final de aquella ansiada búsqueda.

Sus cuerpos, húmedos por el esfuerzo, el placer y la lluvia, se separaron. Sus miradas se encontraron y, sin apartase la una de la otra, obligaron a sus bocas a pronunciar en voz alta lo que su mente musitaba:

-El próximo viernes a la misma hora, Cé.
-Aquí estaré, eMe.

Cada uno regresó a su respectivo vehículo. Aunque el encuentro físico entre ambos no se produciría hasta una semana después, les quedaba entre tanto otro medio, el que les había conectado: internet.

Y sus nicks eran la seña de identidad para encontrarse en tan vasto y frío universo.



Cártobas NicOh





viernes, 24 de enero de 2014

{ las manos } · vicente aleixandre

m.red.14.5
foto: © Cártobas NicOh


Mira tu mano, que despacio se mueve, 
transparente, tangible, atravesada por la luz, 
hermosa, viva, casi humana en la noche. 
Con reflejo de luna, con dolor de mejilla, 
con vaguedad de sueño,

mírala así crecer, mientras alzas el brazo,
búsqueda inútil de una noche perdida,
ala de luz que cruzando en silencio
toca carnal esa bóveda oscura.

No fosforece tu pesar, no ha atrapado
ese caliente palpitar de otro vuelo.
Mano volante perseguida: pareja.
Dulces, oscuras, apagadas, cruzáis.

Sois las amantes vocaciones, los signos
que en la tiniebla sin sonido se apelan.
Cielo extinguido de luceros que, tibios,
campo a los vuelos silenciosos te brindas.

Manos de amantes que murieron, recientes,
manos con vida que volantes se buscan
y cuando chocan y se estrechan encienden
sobre los hombres una luna instantánea.



Vicente Aleixandre








domingo, 19 de enero de 2014

{ cortina rasgada }



cortina rasgada
coNrazones
(des)asignados.
el viento,
la corriente,
no se pueden
atrapar.
(con)fluir
sin
(en)cerrar.
(su)mar
para
(con)vivir
(con)sumar


Cártobas NicOh





sábado, 18 de enero de 2014

{ mujer y gata } · paul verlaine

autorretrato
foto: © Cártobas NicOh


La sorprendí jugando con su gata,
y contemplar causóme maravilla
la mano blanca con la blanca pata, 
de la tarde a la luz que apenas brilla. 

¡Como supo esconder la mojigata,
del mitón tras la negra redecilla,
la punta de marfil que juega y mata,
con acerados tintes de cuchilla!

Melindrosa a la par por su compañera
ocultaba también la garra fiera;
y al rodar (abrazadas) por la alfombra,

un sonoro reír cruzó el ambiente
del salón... y brillaron de repente
¡cuatro puntos de fósforo en la sombra!

Paul Verlaine









viernes, 17 de enero de 2014

{ la noche } · josé hierro

la noche
foto: © Cártobas NicOh



Salió desnuda el alma
a quemarse en la hoguera.

¡Qué claras dan la sombra
las estrellas!
Se enredaba la noche
azul, entre las piernas.
Ocultas en los chopos
bailaban las doncellas.
¡Qué anunciación, qué víspera
de deshojar las nieblas
de dos en dos. Las brisas
de tres en tres!
Estrellas,
¡Qué claras dan la sombra
las estrellas!

José Hierro